Ambientalismo: Fanatismo, Realidad y Populismo
Por: El Taladro
La noble causa que enarbolan los miembros de las organizaciones ambientales no tiene mucha discusión, pues, se carecería de sentido común el no respaldar la defensa de un planeta, que, además, es la única morada con que cuenta la especie humana.
Hoy, este hogar está bajo observación, por causa de un fenómeno que su especie dominante ha denominado “cambio climático”. Se debe mencionar que existe una amplia documentación científica de los cambios climáticos en la historia del planeta Tierra, incluso antes de la aparición de la especie más depredadora que lo habita: el Homo Sapiens.
Sin embargo, la causa ambiental cautiva tras de sí a un grupo variopinto con diversos intereses, unos magnánimos – como es la defensa de la fauna y ecosistemas- burocráticos otros, – una forma de ascenso a cargos de poder- y otros intereses que traspasan los límites de la legalidad. En resumen, el estratégico manejo de una o más de estas coyunturas, pueden derivar en una cosecha fructífera para sus líderes, y en uno que otro pírrico beneficio para las comunidades.
Como maniobra socio-política el ambientalismo promueve entre las masas el fanatismo, término que en la teoría del psicólogo de la religión Tõnu Lehtsaar significa: la búsqueda o defensa de algo de una manera extrema y apasionada que va más allá de la normalidad. El fanatismo ambiental se puede definir como la fe ciega, la estigmatización de los disidentes con un abandono absoluto de la realidad. En el fanático se conjuga la persona que defiende con tenacidad desmedida sus creencias y opiniones y se entusiasma o preocupa ciegamente por algo o alguien.
Hoy día, el fanatismo se usa mayormente para designar a las personas profusas en su proselitismo hacia una causa religiosa, política o deportiva. Es así como los partidos verdes avanzan como una influyente corriente política en el mundo, en su búsqueda de enlazarse y penetrar la cotidianeidad de la sociedad, explorando en la construcción de deidades a quien idolatrar. – como Greta Thunberg, la juvenil activista sueca la cual es lanzada para posicionarla como líder mundial contra el cambio climático-.
El ambientalismo en Colombia a pesar de presentar síntomas de extremo fanatismo está a punto de lograr el objetivo: bloquear la actividad productiva minero-energética, una de las pocas ocupaciones legales de la cual el país recoge ingresos fiscales significativos. Pero lo más preocupante son las actitudes o comportamientos de los diversos líderes, que arropados con la causa ambientalista, buscan como único propósito alcanzar la gobernabilidad de un país. Para ello buscan la simpatía de la población, manipulando sus emociones y satanizando actividades productivas que generan riqueza.
Es alarmante que de cara a las próximas elecciones fanáticos vestidos de verde, busquen el favor popular atribuyéndole a alguien o a algo cualidades en extremo perversas. Es anacrónico golpear y “Macartizar” actividades estratégicas para el país impulsados únicamente por el interés individual. El populismo está a la vuelta de la esquina impulsando una conducta innoble, antiético, antiestético y perverso con el país. ¡Pobre Colombia Querida!
¿Hidroicuando?

* Miembro de Número de la ACCE
Tomó muchos años la gestación del megaproyecto de la central de generación de energía HIDROITUANGO, aprovechando el caudal y la torrentera del río Cauca, el segundo en importancia del país después de río Magdalena, para represarlo, embalsarlo y alimentar las turbinas de sus 8 unidades, cada una con capacidad de generación de 800 MW de potencia.
Pero, fue sólo en el año 2010 cuando la Sociedad Hidroituango, cuyos mayores accionistas son el departamental Instituto para el Desarrollo de Antioquia (IDEA) y las EPM de Medellín, suscribió con esta última el contrato BOOMT (build, opérate, Own, maintainand and transfer, por sus siglas en inglés), para su construcción y puesta en operación.
EPM, a su vez, firmó los tres contratos principales para su ejecución con los consorcios liderados por la firma Integral, con otro liderado por Ingetec y finalmente con el encabezado por CCC, para la asesoría y diseños del proyecto, la interventoría de las obras y la construcción propiamente dicha, en su orden. Todas empresas de ingeniería ampliamente reconocidas y con gran experiencia en el sector.
Este proyecto es considerado el de mayor envergadura en su género en el país y hace parte del Plan de expansión eléctrica 2015 – 2029 elaborado por la Unidad de Planeación Minero – Energética (UPME) y adoptado por parte del Ministerio de Minas y Energía, tendiente a asegurar la ejecución en los tiempos previstos de los proyectos identificados y priorizados y de esta manera garantizar el abastecimiento del servicio de energía en todo el país, con firmeza, confiabilidad y continuidad, como lo manda la Ley eléctrica 143 de 1994.
Este proyecto, de acuerdo con lo presupuestado, ha debido entrar a operar en el 2018 y justamente en mayo de este año, cuando según los reportes el avance de obras era del 81%, se presentó una contingencia gravísima, que atrasó su puesta en marcha y elevó sus costos más del 40%, al pasar de los $11.4 billones iniciales a los $16.2 billones. Los daños fueron de tal magnitud que se llegó a temer por su siniestro, que fuera un proyecto fallido, poniendo en riesgo y estresando al Sistema Interconectado Nacional (SIN), habida cuenta que con el mismo se aspira y espera cubrir el 17% de la demanda.
Al no entrar a tiempo, la UPME se vio precisada a convocar dos subastas de reconfiguración, mecanismo este por medio del cual se procede a ajustar el déficit de cobertura de las obligaciones de energía en firme (OEF), cuando estas son inferiores a las proyecciones de demanda. De esta manera se ha podido suplir la energía que debería estar suministrando HIDROITUANGO, evitando un eventual racionamiento, pero no la presión al alza del precio de la energía, la cual la termina pagando el usuario final vía tarifa.
Y de contera, ha puesto en riesgo también la entrada en operación de los proyectos de generación proveniente de fuentes no convencionales de energías renovables (FNCER) adjudicados en el 2019, que contaban con su respaldo, dada la intermitencia de la energía eólica y la solar – fotovoltaica.
Los estragos causados por el colapso del túnel auxiliar de derivación dieron al traste con las obras adelantadas, con la casa de máquinas y los equipos instalados y la riada que precipitó aguas abajo del río Cauca estuvo a punto de provocar una tragedia, la que por fortuna se pudo atenuar en sus devastadores efectos. La Contraloría y la Procuraduría vienen adelantando sendas investigaciones, mediante las cuales buscan establecer la causa raíz de la contingencia y las responsabilidades de la misma, si hay lugar a ellas.
Con la llegada a la Alcaldía de Medellín de Daniel Quintero Calle se avivó la controversia que se había suscitado en torno a este insuceso, dando lugar a su desencuentro con la Junta directiva de EPM, la cual había estado al mando de la ejecución de este proyecto, el cual terminó con el abrupto relevo de sus miembros.
Esta confrontación derivó en el anuncio por parte del Alcalde Quintero de una demanda contra los contratistas principales, cuya pretensión asciende a la suma de $9.9 billones, la cual estuvo mediada por un intento frustráneo de conciliación con intervención de la Procuraduría General de la Nación. El 8 de enero de este año se anunció que había “concluido sin éxito”, allanando el camino para proseguir con la demanda interpuesta ante el Tribunal Administrativo de Antioquia.
Lo curioso es que este intento de conciliación entre las partes estuvo precedido de un Acuerdo entre EPM y los contratistas para que estos continúen hasta finales de este año en las tareas de recuperación, mantenimiento y la estabilización del avance de obras y así asegurar que el año entrante puedan entrar en operación las primeras 4 unidades, quedando en entredicho la entrada de las otras 4.
Definitivamente, el peor escenario del proyecto de Hidroituango es que no se concluya, ya que lo que está en juego es la seguridad energética del país, que no puede quedar expuesta a la incertidumbre de cuando será ese cuando que podrá contarse con el completamiento y operación a full de las 8 unidades previstas, evitando de paso un nuevo coletazo en los precios de la energía y las tarifas que terminarían afectando la factura de consumo de los usuarios finales.
Suele decirse que es mejor un mal arreglo que un buen pleito, pero en este caso estamos entre un acuerdo y un pleito en simultánea, de los cuales no se sabe cuál será su desenlace. Y la incertidumbre es la peor señal para el sector energético del país!